Que el Ecuador esta mal, no es noticia nueva, pero lo que esta pasando con las instituciones del país ya pasó hace rato de castaño a oscuro.

Es difícil encarar un escrito desde la ira, indignación y frustración. Es complicado, muy complicado.

Si en otro país del mundo se da el caso de que una persona, una mujer, una pareja de un policía, vaya a una Escuela de Policía y “desaparezca”, así por arte de magia, sería una noticia que indignaría al mundo entre incredulidad (¿desaparecer una pareja de policía de una Escuela de Policía?) y sobre todo indignación.

Lo indignante no es tener un mal elemento, como es un policía, sobre el que recaen todas las sospechas de que ha hecho “desaparecer” a su esposa. Hombres patriarcas hay en todas partes, por desgracia en toda la sociedad sobran este tipo de especímenes mononeuronales, terraplanistas y eslabones perdidos entre el neandertal y el cromañón.

Lo alucinante es que el mal llamado “espíritu de cuerpo” solape esta acción dándose el surrealista caso que una persona, una pareja de un policía, desaparezca en una escuela policial y nadie sepa nada, nadie ha visto nada, nadie ha escuchado nada.

Primero, el acto de “desaparecer” es como mínimo despreciable. Hasta la palabra “desaparecer” parece que es la persona desaparecida la que voluntariamente ha llevado a cabo la acción de esfumarse.

Pero segundo, ¡¡Es una Escuela de Policía, por favor!! Si no pueden controlar lo que pasa en una institución donde existe supuesto control de lo que pasa dentro, ahora entiendo el caos en el que vivimos. Estos no controlan su casa, peor van a controlar una ciudad, una provincia o el país.

Estamos peor que mal, si dentro de la institución que -en teoría- debe proteger a la sociedad se dan estos actos y lo peor, se solapan.

Esta gota derramó el vaso, ya no hay “culpa de Correa” que salve esta decadencia social, donde la institución policial va a tardar mucho tiempo en recuperarse de su incapacidad e ineptitud y sobre todo donde se evidencia sus prácticas patriarcales y donde los espíritus de cuerpo están consiguiendo que nadie crea ya en esta institución.

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